Libro blanco Empleo Público para personas con discapacidad
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El empleo en las personas con discapacidad
Desde comienzos de la crisis, el número de contratos laborales realizados a las personas con discapacidad ha sufrido distintos altibajos, consiguiendo en 2013 su mejor resultado con 171.185 contratos. Si centramos la atención en las personas contratadas, la cifra, aunque positiva en relación con los últimos años, aún está por debajo de los niveles previos a la crisis (gráfico 07).
GRÁFICO 07. Evolución anual de la contratación de personas con discapacidad (Número de contratos y numero de personas contratadas)
FUENTE: SEPE. Años 2004-20013
El porcentaje de personas con discapacidad en el conjunto de la contratación sigue siendo muy bajo. Si nos fijamos en la serie histórica que va desde el 2008 al 2013, solo se ha producido un incremento aproximado de un cuarto de punto (0,24%) (gráfico 09. Anexo).
Como habíamos señalado anteriormente, el hecho de que el número de contratos y el número de personas no tiendan a la convergencia implica una mayor temporalidad de los contratos, que se confirma al analizar la evolución de la tasa de estabilidad o de temporalidad de los últimos años. Según se puede observar en el gráfico 10. Anexo, la temporalidad, que siempre ha tenido niveles muy elevados, ha sufrido un continuo incremento desde 2007 para las personas con discapacidad. En los últimos años (2012 y 2013), las tasas de temporalidad para personas con discapacidad y el conjunto de la población se han igualado.
Siguiendo el mismo esquema que se ha aplicado para el desempleo, a continuación se muestra el empleo entre las personas con discapacidad en función de los mismos criterios.
- Empleo en función del género En lo que se refiere a la comparación en relación con el sexo de los contratados, los contratos recaen mayoritariamente del lado de los hombres, algo que, salvo ligeras fluctuaciones, se mantiene a lo largo de los años, a pesar de que, como se ha visto anteriormente, la demanda de empleo está más o menos equiparada (gráfico 11. Anexo).
- Empleo en función de la edad Aunque el mayor número de contratos se concentra en el grupo de edad que va de los 25 a los 45 años, es el grupo de más de 45 el que ha visto una evolución favorable en relación con los contratos, aumentando en 2,8 puntos porcentuales los contratos en esta cohorte de edad en los últimos años (gráfico 12. Anexo). Como vimos anteriormente, este grupo también ha ganado relevancia en cuanto a la demanda de empleo se refiere. Esta circunstancia, sumada al aumento de la contratación de los últimos años, es, entre otros hechos, reflejo de la envejecida pirámide poblacional española.
- Empleo en función del tipo de discapacidad En cuanto al tipo de discapacidad, se puede apreciar una constante en el reparto de la contratación, recayendo principalmente sobre las discapacidades no declaradas (gráfico 13. Anexo). Este dato es importante si se compara con la distribución de la demanda de empleo en función del tipo de discapacidad, donde dicho grupo se encontraba en una tercera posición con un 17%, es decir, casi una tercera parte de lo que suponen los contratos laborales para los contratos en relación a las discapacidades no declaradas. Esto refleja que no hay una perfecta sincronización entre la demanda de empleo y la contratación efectiva en relación con el tipo de discapacidad.
- Empleo en función de la actividad económica Como ya se ha mencionado anteriormente, el empleo de las personas con discapacidad se concentra en el sector servicios. También es destacable el descenso notable de los últimos años de los contratos realizados en el sector de la construcción, que desde comienzos de la crisis se ha reducido alrededor de un 55% (4,6 puntos porcentuales) a favor, especialmente, de la agricultura (gráfico 14. Anexo). Además, si se tienen en cuenta estos datos en relación con la demanda de empleo en función de la anterior actividad económica, vemos que no hay correlación de los porcentajes en cada una de las actividades económicas, siendo los más favorecidos en cuanto a contratación el sector servicios y la agricultura. Esto vuelve a mostrar una desincronización entre la demanda de empleo y la contratación que se produce.